
El mundo científico ha quedado conmocionado por la sospechosa muerte de Alexander Kagansky, un biólogo ruso de fama mundial que estaba trabajando en una vacuna contra el coronavirus en Edimburgo.
Todo lo que envuelve el caso es bastante turbio. El cuerpo de Kagansky fue encontrado en la calle por un vecino de Igor Ivanov, un amigo al que Kagansky había ido a visitar en San Petersburgo.
Al parecer, el cadáver presentaba signos de apuñalamiento, estaba en ropa interior y habría caído al vacío desde la residencia de Ivanov, que está en el piso catorce.
Según los primeros datos los dos hombres habrían discutido en el interior del piso por lo que la policía está tratando el caso como un asesinato.
Además, Ivanov se encuentra detenido pese a que asegura que es inocente y afirma que la muerte de Kagansky se trata de un suicidio.
Varios medios rusos avanzan que Ivanov será sometido a la prueba del polígrafo para averiguar si dice la verdad o, por el contrario, fue él quien atacó y arrojó por la venta a Kagansky.
Kagansky gozaba de una gran reputación a nivel mundial gracias a sus amplios conocimientos de genética, biología molecular y sus investigaciones sobre el cáncer.
Además, fue uno de los pioneros en explorar la epigenética sintética, una rama de la ciencia biomédica.
