Villa Mella retrocede 16 años en movilidad. Desde que el pasado miércoles 16 de julio se anunciara el cierre temporal de cinco estaciones del Metro de Santo Domingo, la rutina de miles de ciudadanos en Santo Domingo Norte ha colapsado. El sistema de transporte que una vez resolvió décadas de caos, hoy ha dejado a sus usuarios atrapados entre el tapón, la frustración y la impotencia.

Las paradas improvisadas de la OMSA, aunque habilitadas de manera urgente, no pudieron responder a la alta demanda. Filas interminables, autobuses sin aire acondicionado y una flota insuficiente convirtieron el traslado diario en una odisea.

“Parece que volvimos al pasado. El tapón desde Mamá Tingó hasta Los Guaricanos es insoportable. Los autobuses duran media hora en salir, y cuando lo hacen, ya van llenos. No hay condiciones para esto”, relató indignado José Tejada, vendedor ambulante de Villa Mella.

El panorama durante las horas pico es desalentador: padres con niños pequeños a cuestas, ancianos esperando sentados en contenes, y jóvenes desesperados por llegar a sus empleos. Todo esto ocurre bajo un sol inclemente y con temperaturas que superan los 34 grados.

Para muchos, esta situación es un recordatorio de la precariedad del sistema alternativo de transporte, que no está diseñado para suplir la ausencia del Metro, aunque sea por pocos días.

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