La creciente popularidad de la ketamina como una droga de fiesta entre los jóvenes británicos ha generado preocupación tras un incidente trágico donde un boxeador atacó y mató a su propia madre. Finn Henry, un boxeador con experiencia de 21 años, fue condenado ayer a siete años de prisión por agredir y asesinar a su madre, Suzanne Henry, de 54 años, mientras se encontraba bajo los efectos de esta sustancia, según informó Daily Mail.

El uso de la ketamina alcanzó niveles récord el año pasado entre los jóvenes de 16 a 24 años en Inglaterra, mostrando un aumento significativo del consumo de esta droga.

El tribunal escuchó que Finn Henry había sufrido una “reacción adversa” y actuaba “de manera irracional” debido a la “confusión y excitación” inducida por la ketamina. La madre quedó “irreconocible” tras el “ataque sostenido y prolongado” por parte de su hijo y falleció dos días después en el hospital debido a una lesión cerebral traumática severa.

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