Aturdido, aprisionado dentro de la jeepeta virada tras caer en un declive desproporcionado entre avenida y acera y colisionar con un muro, en plena Kennedy frente al edificio de Agencia Bella, centro de la ciudad, intentaba abrir la puerta del conductor. Imposible. Ahí estaba el pavimento para impedirlo.⁠

Por instinto, miré al techo corredizo (sunroof) e intenté abrirlo. Laqueado, o no pude, tal vez por traición de nervios. Aún con el cinturón triturándome el pecho, vi que el vehículo seguía conectado y atiné a pulsar el botón de encedido/apagado (pushbotton) con la intención de evitar el fuego.⁠

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